EL PIERCING ORAL
El uso del piercing oral, ya sea en labios, frenillos, lengua e incluso mejillas pueden tener consecuencias para la salud bucodental. Además de los riesgos que conlleva su colocación (dolor, pinchazo, inflamación, lesión de vasos sanguíneos y nervios de la región, posible rechazo…) hay posibilidad de contraer infecciones que pueden afectar a la salud general.
Las principales consecuencias de llevar piercings en la cavidad oral son:
- Recesión gingival. Provocada principalmente por los piercings colocados en el labio. Retraen las encías, dejando la superficie dental al descubierto, favoreciendo la pérdida de inserción del diente, causando movilidad y posteriormente la pérdida de la pieza. En personas fumadoras hay más riesgo.
- Traumatismos dentales. Pueden producirse por el rozamiento del metal en el diente desde el astillamiento a la fractura de algún diente.
- Enfermedad periodontal. El contacto con el metal puede causar la formación de sarro. Favoreciendo la aparición de gingivitis y periodontitis.
- Malposiciones dentales. Al llevar un piercing durante un tiempo altera el equilibrio de las fuerzas de la lengua y acaba modificando la posición de los dientes y la mordida.
- Alteraciones del habla y el gusto.
- Halitosis. Producida por el acumulo de placa bacteriana.
- Posible ingestión del piercing oral.
- Reacción alérgica al metal.
Si aún así se ha hecho un piercing o va hacérselo tenga en cuenta estos consejos:
-Mucha limpieza. Cepillarse los dientes, usar el hilo dental y enjuagarse con antisépticos después de cada comida. Cepillar también la zona del piercing.
-Elegir un piercing de tamaño pequeño y con elementos de plástico/silicona para evitar el mayor riesgo de lesiones en la cavidad oral.